"...La Morocha..."

miércoles, septiembre 05, 2007

"Quimica"



Podría simplemente decir: me miró o lo miré... tal vez, nos miramos... ¿Puede uno saber en esos casos quien fue el primero? No se... lo único verdadero y trascendental es que nos encontramos en una mirada.

Podría simplemente decir: me sonrió o le sonreí... tal vez, nos sonreímos... ¿Respondemos a una sonrisa o pueden nacer ambas al mismo tiempo? No se... lo cierto es que la presencia del otro nos hacía sonreír...

Podría simplemente decir: se acercó o me acerqué... tal vez, nos acercamos... ¿Podemos en esos momentos pensar un solo movimiento antes de actuar? No se, lo innegable es que en segundos estábamos frente a frente...

Podría simplemente decir que me miró, me sonrió y se acercó o que lo miré, le sonreí y me acerqué... Lo significativo es que nos encontramos... con eso me quedo... Nos encontramos...

No se como supo mi nombre. No recuerdo como supe su nombre. Nos nombrábamos.

No se como empezó a atraerme. No se como empecé a atraerle. Nos atraíamos.

No se si el me dio su mano. O si yo le di la mía. Sus dedos estaban entre los míos.

Sin saber como supimos, como empezamos ni como nos dimos el uno al otro. Nos besamos...

Me encontré abrazando a un desconocido pero su cuerpo y mi cuerpo se habían encontrado en otras vidas...

Se encontró abrazando a una desconocida pero su sangre y mi sangre se comunicaban...

Éramos dos desconocidos conociéndose en un abrazo prologando y profundo como los que se dan dos seres que se conocen hasta el ultimo centímetro de piel...
(gracias Naty por la imagen y el titulo)

miércoles, agosto 08, 2007

"Ceguera"

El frío se acurrucaba en los huesos de los pocos seres que, por algún motivo más o menos alegre, deambulaban por la calle.
La llovizna se escondía detrás de la oscuridad de una noche húmeda y silenciosa...
Había perdido su mirada en aquellos ojos negros horas atrás... temblaba pero no sentía frío, era desolación y dolor lo que agitaba a aquel cuerpo desprovisto de abrigo...
Llevaba sobre su espalda una guitarra que había enmudecido hacia días...
Entró al bar. Pidió tequila. Brindó por ella. El llanto lo ahogaba. Desenfundó la guitarra casi como si acariciara el cuerpo de una mujer, de ésa mujer...
Tocó unos pocos acordes... cerró los ojos y comenzó a cantar... su voz ronca denotaba tormento, angustia, dolor...
Fijó su mirada en el techo como pidiendo respuestas al cielo... decía no creer en Dios pero aquella noche lo necesitaba con el...
Una duda lo había atormentado, lo había cegado...
Casi sin fuerza dejó el bar atrás y salió a caminar... sus pasos lentos entorpecían sus pensamientos, lo llenaban de hastío...
Solo sus labios querían despedirse... el ocaso de un amor le pisaba los talones... las palabras ahora eran silenciosas...
El dolor se regodeaba en sus entrañas como un león enjaulado y hambriento...
Tropezó varias veces... tenia sus rodillas lastimadas pero la lluvia que crecía en intensidad se llevaba con ella su sangre y su sudor...
Casi sin aliento, casi inconsciente, movido por la locura llego a buscarla...
Golpeo la puerta con impotencia y demencia sin notar que estaba entreabierta, cayó una vez más de rodillas al suelo, gateando entre gritos y llanto llegó a la habitación...
En la cama, semidesnuda yacía ella... sus ojos negros suplicaban piedad, su piel ahora, era mas blanca que nunca... la abrazó y le pidió perdón...
Despertó horas, tal vez días después... tenía la boca seca y el alma vacía...
No reconoció aquel lugar, tampoco le importo... ya nada tenía sentido... solo esperar que ella algún día vuelva por el...

viernes, mayo 04, 2007

el cuerpo que no sabe estar solo


A veces los desencuentros se convierten en el único protagonista de las malas jugadas de un inapelable y autoritario destino que juega con los hilos de nuestras vidas con soberbia y malicia...
Cuerpo y alma piden a gritos piedad cuando el desconcierto nos desgarra, nos abate y nos pone forzosamente en otro camino, en otro tiempo... En un tiempo ineludible que nos mantiene presos de una incertidumbre tirana que tiñe de apatía los días ...
Intentamos aferrarnos a esos segundos que ya no nos pertenecen y el vacío se instala como un puñal, nos atraviesa y nos desconcierta...
Y sentimos la culpa de un delito que no hemos cometido... la añoranza nos consterna, nos desarma... toda luz queda a nuestras espaldas pero no podemos voltear a rescatarla...
Y los interrogantes irrumpen en nuestros pensamientos oscureciendo nuestra mirada... ¿Por qué el amor llega sólo por un rato? ¿Por qué algo tan posible se vuelve imposible? ¿Por qué puede haber tanto ruido en el silencio? ¿Por qué el ruido se queda mudo?... ¿Por qué algunos finales se anticipan? ¿Por qué algunos comienzos abortan? ¿Por qué algo auténtico y verdadero no sobrevive?...
Miramos desconsolados al cielo buscando respuestas... todo es contradicción... tanta felicidad y tanto dolor peleando por un lugar dentro nuestro... Dos cuerpos que eran uno deben separarse por algún designio inexplicable... Y el cuerpo sólo ya no se reconoce, murió aquel que era sólo, nació en ése que formaba con el otro y ahora... Ahora ya no sabe... ahora ya no entiende... ahora no hay ahora... ahora solo hay ayer...A ése ayer quiere volver a buscarse pero no hay tren que lo regrese... El tren partió a otro tiempo y éste cuerpo sólo no quiso subir... se queda en este vacío esperando aquel otro cuerpo que en ese momento, en que el destiempo se distrajo, lo completo, lo iluminó...
Ahora el desencuentro es el único protagonista de una historia que escribe aquel destino déspota y soberbio...

lunes, abril 16, 2007

"Como Romeo y Julieta"


Se despidió y bajó del taxi... Sabíamos que no volveríamos a vernos... Recuerdo ese momento en cámara lenta... lo veía detrás del vidrio de un automóvil cuyo conductor fue el único testigo de aquella noche fría y lluviosa...
Cuando el auto giro ya no pude verlo mas... esa fue la ultima imagen que guardo de él...
Pensé que no podría dormir, pensé que me ahogaría el llanto... pero no lloré hasta mucho después.
Llegue a mi casa sin cruzar una sola palabra con el taxista, lo ultimo que le había dicho era mi dirección, el silencio me aturdía... Me desplomé en la cama, aún tenía su perfume en mi cuerpo... Dormí a penas dos horas y me levanté con una sensación que nunca antes había sentido...
Me sentía tan completa y tan vacía a la vez.... tan privilegiada y tan desdichada... y lloré de felicidad y desventura....
Siempre creí en la libertad, mas no en la felicidad...él y yo somos libres... es nuestra naturaleza... Su esencia y la mía se confundieron tanto o mas que nuestras pieles...
Nos olvidamos por un momento de los miedos que no nos permitían encontrarnos para descubrirnos casi por distracción...
Su sangre y mi sangre fluían al compás de una danza que no podremos bailar con otros...
Seguramente lo buscare en otros ojos, en otras manos... creeré oír su voz hasta en la mas profunda soledad, mas aún en mi soledad...
Es el riesgo de las historias fugaces, el riesgo de ser libre, de dejar la vida en cada beso con la intensidad y la pasión que solo tienen los últimos besos cuando uno es conciente de eso...
Un final abrupto cuando todo parece empezar lo hace inolvidable... lo vuelve perfecto....
No importa si Dios, el destino, la vida o quien sea el encargado de poner a dos personas en el mismo camino por un minuto o por toda la vida nos elijan como compañeros de viaje una vez más... Aquello fue único... yo lo se... él lo sabe... eso es lo que lo vuelve mágico...

sábado, marzo 24, 2007

ReTraTo de un SeDucTor....


Puede comportarse como un viejo cascarrabias o como un nene en pleno berrinche...
Todo su cuerpo comunica. Cuando algo no sale como lo planea se enrosca como una lombriz en la tierra...Si miente, esboza una media sonrisa, eleva las cejas y suelta una carcajada nerviosa llevándose las manos a la boca.
Dueño de un humor inteligente... A veces sarcástico, a veces ácido y si quiere chabacano...
Tiene un caminar elegante y seguro. No pasa desapercibido. Provoca rechazo o atracción pero no le es indiferente a nadie.
Puede invertir mucho dinero en su indumentaria pero no siempre hace buenas elecciones.
Busca siempre aprobación aunque dice no necesitarla.
Sus planes van cambiando a diario así como sus peinados.
Es sentimental como un tango, romántico como un bolero pero sus dotes de “actor” lo ayudan a guardar ese costado suyo para cuando quiere mostrarlo.
Es machista y apasionado. Orgulloso e idealista.
Puede ser muy perseverante o sentarse a esperar el “milagro”.
Le teme al compromiso pero mucho más a involucrarse, a depender... ¿depender? Eso dice... No quiere que nadie se le vuelva inevitable, necesario, ineludible.
Confiesa no haberse enamorado nunca pero le ha jurado amor a cuanta mujer se le cruzó en el camino.
Es caballero y divertido. Revoltoso y amiguero...
Su acento es más bien neutro pero va adoptando palabras y frases para ser parte del todo.
Cuando toma la palabra, difícilmente puedas interrumpirlo pero embeleza oírlo.
Es perceptivo y creativo.
Se muestra fuerte y dominante pero es frágil y dócil.
Es prisionero de su libertad.
Tiene la piel mas linda que he recorrido y una expresión en los ojos inolvidable.
(me) Provoca temor porque... (me) Hace reír, (me) hace llorar, (me) hace enojar, (me) hace sentir.... (me) provoca... Es un gran provocador...
Esta lejos aun estando cerca y esta cerca aun estando lejos...

Porque "Luis es Luis"...

jueves, febrero 08, 2007

"Desencuentro"


El siempre tenía calor, ella frío…
El venía del norte, ella vivía en el sur…
El nació a orillas del mar, ella en un árido desierto…
El se aferraba al dolor y ella a la risa…
El estaba encerrado en su cuerpo, ella podía ser libre…
La ansiedad lo volvía inquieto y a ella sedentaria…
Uno buscaba luz, el otro, sombras…
Uno se recostaba en la calma, el otro en la incertidumbre…
Uno esperaba todo, el otro nada…
Uno se sentía omnipotente, el otro impotente…
Uno soñaba con ser nómade, el otro también…
Uno aguardaba un futuro sencillo, el otro también…
El necesitaba etiquetas, ella las detestaba…
El necesitaba dulzura y ella acidez…
Ella disfrutaba del caos y el de la calma…
Ella quería ruido y el silencio…
Uno amaba el mar, el otro también…
A el le pesaba su pasado, a ella también…
La intensidad los unió, también los separó…
Una mirada los encontró, la misma los alejó…
Las palabras y el silencio los dejó a el en el norte, a ella en el sur...

martes, mayo 30, 2006

"Rutinas"


Era una noche de verano.
Estaba solo en su casa.
El calor era agobiante.
Era una noche de esas en las que los grillos salen a hacer piquete y ensordecen con su melodía fúnebre.
Era una noche de esas en las que los mosquitos salen de cacería y si das un paseo por el barrio descubrís que nadie duerme.
Era una noche de esas en que el desgano se asocia con la humedad y el tiempo se anima a pasar más lentamente.
Aquella noche la rutina le resultaba más antipática y sentía que lo ahogaba al verse enredado en los mismos rituales costumbristas.
Las paredes de su habitación transpiraban y una cerveza ganaba calor sobre su mesa de noche.
Miraba las sombras que se dibujaban en el techo cuando los mosquitos se acercaban a la luz amarilla de su resquebrajado velador.
No sabe de dónde sacó el impulso pero se estaba quedando dormido, cuando se levantó de la cama, que lo tenía atrapado, y comenzó a caminar.
Salió de la casa, al llegar a la vereda chapoteó sobre un charco que reflejaba la luz tenue que daba el único foco de la cuadra.
Las calles de tierra y la vegetación abundante le dieron un poco de respiro.
Vivía en un pueblo perdido donde la rutina y el hastío eran los protagonistas de la telenovela diaria.
Nunca, hasta esa noche, le había dado demasiada importancia a la pesadez repetitiva de los días…
Llegó, casi por inercia al bar de Alfredo, que con el peor de los humores estaba echando a los últimos borrachos.
Se quedó inmovilizado frente a la puerta pensando en volver a casa pero el viejo lo miró por sobre los anteojos que dormían cómodamente sobre sus mejillas rosadas y le dijo: “Pasá! Pasá!”
Tímidamente cruzó el umbral y se sentó en la barra.
Sola en una mesa, estaba Carmen. Un nombre fuerte para una débil mujer. Tenía la piel muy blanca, los ojos verdes y el cabello negro. Un vestido azul. Y zapatos de charol. Era una mujer exuberante.
Mientras pedía una cerveza la recorría con la mirada. Miró sus pies, sus piernas, su cadera, su sexo, su cintura, su abdomen, sus pechos, su cuello, recorrió su rostro y se encontró con aquellos ojos verdes…
Se sonrojó y busco la mirada cómplice de Alfredo que fajinaba dos copas castigadas por el tiempo.
Sin querer comenzó a hacer movimientos torpes. Se apoyó en la columna que sostenía la barra y en la remera húmeda quedaron atrapadas docenas de telarañas.
Era forastera. Nunca antes la había visto. Preguntó por ella al viejo y entre dientes le contó que estaba esperando el micro de las siete de la mañana que pasaba por la ruta una vez a la semana.
La atracción hizo que, después de terminar el primer vaso de cerveza, se acercara a la mesa.
Su cercanía la incomodó. Parecía asustada. Tenía las manos apretadas y en una de ellas ahogaba un pañuelo.
La saludó. Ella no pudo más que responder con un movimiento de cabeza.
- ¡¿Puedo acompañarte? – Le preguntó.
- Claro. – respondió y se sorprendió a si misma
Un segundo después estaban frente a frente.
Un ventilador de techo despedazado era el ruidoso testigo de aquellas miradas que jugaban a esconderse minuto a minuto.
Terminaron la cerveza mientras la timidez se disponía a marcharse.
Alfredo comenzó a bajar las viejas y estrepitosas persianas. El se paró y la invitó a caminar.
Ella se sentía mareada pero aceptó.
El miedo la fue abandonando de a poco.
La luna espiaba detrás de unas nubes que anunciaban una semana lluviosa.
Caminaron por un pueblo que estaba en silencio guardando los gritos ahogados de amantes reprimidos, esposas abandonadas y matrimonios infelices.
Sin pensarlo se tomaron de la mano.
No indagaban demasiado sobre la vida del otro. A ninguno de los dos les hacia falta.
Hablaban, se reían, se comunicaban más sinceramente que la pareja que, detrás de un ombú, tenían sexo sin hacer el amor.
Llegaron, sin habérselo propuesto, a la ruta donde Carmen debía esperar el bus que la trasladaría de aquel pueblo abandonado por la pasión a otro posiblemente igual.
Se rieron hasta llorar y cuando el llanto los ahogó se besaron apasionadamente.
Desafiaron a la rutina, al silencio, al pueblo, al desamor que rondaba.
Mientras se besaron pasó el micro, sin que ellos pudieran percatarse.
Cuando el día despertó nublado y de mal humor, imaginaron que tendrían que esperar a la próxima semana cuando por fin volviera a pasar.
Desde aquella noche, cada siete días, regresan al mismo lugar donde mataron al hastío y donde irónicamente esa rutina les renueva el amor.
Gracias Emiliano por el disparador