"...La Morocha..."

viernes, mayo 04, 2007

el cuerpo que no sabe estar solo


A veces los desencuentros se convierten en el único protagonista de las malas jugadas de un inapelable y autoritario destino que juega con los hilos de nuestras vidas con soberbia y malicia...
Cuerpo y alma piden a gritos piedad cuando el desconcierto nos desgarra, nos abate y nos pone forzosamente en otro camino, en otro tiempo... En un tiempo ineludible que nos mantiene presos de una incertidumbre tirana que tiñe de apatía los días ...
Intentamos aferrarnos a esos segundos que ya no nos pertenecen y el vacío se instala como un puñal, nos atraviesa y nos desconcierta...
Y sentimos la culpa de un delito que no hemos cometido... la añoranza nos consterna, nos desarma... toda luz queda a nuestras espaldas pero no podemos voltear a rescatarla...
Y los interrogantes irrumpen en nuestros pensamientos oscureciendo nuestra mirada... ¿Por qué el amor llega sólo por un rato? ¿Por qué algo tan posible se vuelve imposible? ¿Por qué puede haber tanto ruido en el silencio? ¿Por qué el ruido se queda mudo?... ¿Por qué algunos finales se anticipan? ¿Por qué algunos comienzos abortan? ¿Por qué algo auténtico y verdadero no sobrevive?...
Miramos desconsolados al cielo buscando respuestas... todo es contradicción... tanta felicidad y tanto dolor peleando por un lugar dentro nuestro... Dos cuerpos que eran uno deben separarse por algún designio inexplicable... Y el cuerpo sólo ya no se reconoce, murió aquel que era sólo, nació en ése que formaba con el otro y ahora... Ahora ya no sabe... ahora ya no entiende... ahora no hay ahora... ahora solo hay ayer...A ése ayer quiere volver a buscarse pero no hay tren que lo regrese... El tren partió a otro tiempo y éste cuerpo sólo no quiso subir... se queda en este vacío esperando aquel otro cuerpo que en ese momento, en que el destiempo se distrajo, lo completo, lo iluminó...
Ahora el desencuentro es el único protagonista de una historia que escribe aquel destino déspota y soberbio...